Ensayo para The Master’s Seminary
La sexualidad y cómo Dios la ve
El libro de Cantar de los Cantares es el libro por excelencia que nos enseña acerca de la supervisión de Dios sobre la sexualidad, ya que eleva el amor humano al lugar que Dios le ha asignado. El libro es, básicamente, un manual santo para los desposados donde se celebra el amor verdadero entre un hombre y una mujer. La interpretación de Cantar de los Cantares como drama «ha sido parte de la tradición de la iglesia. Temprano, desde el 250 d.C., Orígenes declaraba que el Cantar de los Cantares era una “canción de amor que Salomón escribió en la forma de un drama”. Una idea ignorada largamente hasta el siglo pasado»,[1] pero que reconoce su uso literal.
Dios en su sabiduría y en el desarrollo del canon bíblico, ha dejado el Cantar de los Cantares como una verdadera lección acerca del sexo al apuntar a la inocencia de Adán y Eva en el Edén.
Adentrarse en el tema de la sexualidad en la Biblia pareciera ser contradictorio; fuera de una interpretación adecuada bajo una mirada bíblica el tema se ha vuelto una especie de tabú en el mundo cristiano. Y por otro lado, el mundo incrédulo ha tornado el asunto del sexo en una flagrante idolatría. «La naturaleza humana básica no cambia, pero las costumbres y convenciones culturales y sociales sí. Pero hoy vivimos en un tiempo en el que se nos bombardea por todas partes con erotismo comercializado».[2] Desde el comienzo del Génesis, Dios reveló que cada parte de su creación era algo «bueno» (Gn. 1:10, 12, 18, 21, 25, 31). Por eso Dios en su sabiduría y en el desarrollo del canon bíblico, ha dejado el Cantar de los Cantares como una verdadera lección acerca del sexo al apuntar a la inocencia de Adán y Eva en el Edén y confirmando esa bondad que se ve en Génesis al incluir al sexo en sus planes y demostrando así que su uso dentro del matrimonio es algo bueno. El mismo Salomón expresa esta verdad en Pr. 5:15-20.
Relevancia del matrimonio desde su origen
A la luz del contexto bíblico general, el matrimonio refleja una realidad que es mucho más grande y el Cantar de los Cantares lo deja ver en forma puntual, ya que si «fuerte como la muerte es el amor» (8:6), «¿Por qué no debería estar en el canon un libro que ensalza la fidelidad del amor? Y si el amor humano es tan fuerte como la muerte, no podemos menos que concluir que el amor divino es todavía más fuerte».[3]
Si el asunto del contexto bíblico general es pertinente, entonces hay que recurrir al mismo origen del matrimonio en Génesis 1 y 2 porque hay allí un patrón establecido por el mismo Creador quien entiende y sabe a la perfección lo que es bueno para sus criaturas. Ese patrón tergiversado, como cualquier otro, se convierte en una idolatría al escapar del propósito divino original que, en este caso, se encuentra en Gn. 1:28 al 2:18. No se debe olvidar, sin embargo, que Cantar de los Cantares no fue escrito sino en el contexto de Génesis 3 en adelante; algo que de todas maneras ayuda a ver cómo la redención otorga a las criaturas el apego al plan divino en cualquier tipo de relaciones aunque el pecado haya afectado a las criaturas.
Existen entonces en Cantar de los Cantares algunos aspectos que señalan a la caída y que generan desafíos en el matrimonio y por ende, donde las tentaciones en la relación no están ausentes. La esposa tiene temor de perder a su amado (Cant. 3:1-5), «en su noche miserable, la amada busca pero no puede encontrar a su amado… Sale a las calles a buscarlo. No importa si está soñando o si realmente va caminando por las calles. Esta es una representación de lo que sueña o lo que hace, movida por el agitado estado mental en que se encuentra».[4] Luego en el capítulo 8, la esposa muestra su completo afecto por su amado (Cant. 8:1-4); y también, a través de la repetición,
El amor puro y verdadero es un recordatorio de una relación de amor superior demostrado por parte de Dios para con su pueblo.
Cantares destaca cómo el autor está procurando que los lectores noten un punto particular; tal es el caso de la esposa que expresa a las doncellas el cuidado de no encontrar el amor de manera apresurada y donde no se debe (Cant. 2:7; 3:5; 8:4); donde «quizá la joven está advirtiendo a las “hijas de Jerusalén” a no entregarse sexualmente a nadie (relaciones premaritales), hasta que sea con la persona adecuada y en el momento debido, como parece ser el caso de ella».[5] En definitiva, todas estas son situaciones que se presentan en el amor matrimonial como un patrón que surge en las criaturas luego de la caída en Génesis 3.
Reflejo de la relación de Dios con su pueblo
Finalmente, se puede decir que el Cantar de los Cantares subraya la imperiosidad de la redención y la recreación pura. Es una descripción de la manera en que han de vivir las personas redimidas que disfrutan de las bendiciones de Dios incluyendo la intimidad del matrimonio. La escritura es contundente al dejarnos saber que los fornicarios no heredarán el reino de Dios (1 Cor. 6:9) y que el matrimonio y el lecho sin mancilla es honroso (Heb. 13:4). De esta forma, Cantar de los Cantares adosa al canon bíblico en general, como ya se ha señalado porque en este, el amor puro y verdadero es un recordatorio de una relación de amor superior demostrado por parte de Dios para con su pueblo. Dios, en amor escoge a su pueblo (Dt. 7:6-8) y trata como fornicación y adulterio la idolatría de ellos a la largo de su historia (Ex. 34:11-17; Dt. 31:16). Los profetas anteriores y posteriores hablaron de la infidelidad de la esposa, al representar al pueblo de Israel (Jer. 2:20; 3:1). Dios no repudió a su pueblo, más estableció un nuevo pacto con él (Jer. 31:31). En el Nuevo Testamento, la metáfora del matrimonio también está presente entre Cristo y la iglesia (Ef. 5), confirmando la pureza que Dios espera en una relación conyugal.
De manera que Cantares nos prepara para el pacto que el hombre y la mujer hacen y que refleja algo mucho más grande, y que es la relación final de Cristo con su pueblo como se ve confirmado en Apocalipsis 19 en las bodas del Cordero, la consumación final de amor.
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[1] G. Lloyd Carr, «The Song of Solomon» Tyndale Old Testament Commentaries (Downers Grove: Inter-Varsity, 1984), 32.
[2] Tom Gledhill, «Cantar de los Cantares» Comentario Antiguo Testamento Andamio (Barcelona: Andamio, 1994), 17.
[3] Clyde T. Francisco, Introducción al Antiguo Testamento (El Paso: Casa Bautista, 1964), 309.
[4] Ronald Cap Ehlke, Cantar de los Cantares (Milwauke: Northwestern Publishing House, 2002), 169.
[5] Pablo Deiros, «Cantar de los Cantares» Comentario Bíblico Mundo Hispano (El Paso: Mundo Hispano, 1994), 345.