Viajando por la autopista con mi vehículo de camino al culto de adoración del día domingo, veía como un largo tren de carga avanzaba en sentido contrario al mío. Siempre me sorprende ver cómo es que tanta cantidad de vagones pueden ser tirados por una sola máquina. No es ningún secreto por cierto, pero no deja de llamarme la atención. Pero ese día la figura tenía un sabor especial, era exactamente aquello que ilustraba lo que enseñaría a la congregación: La necesidad de una insustituible dependencia de la gracia de Dios.
La exhortación en 2 Timoteo 2:1 es una de las más ignoradas e incomprendidas entre los cristianos.
En su última carta en este mundo, el apóstol Pablo le escribió a Timoteo con un sentido de urgencia que permea toda la epístola. Es su petición final para que su hijo amado en la fe soporte las aflicciones, no se avergüence del evangelio y sea fiel hasta el final. Probablemente el mandato fundamental se encuentra en 2 Ti. 2:1 «Tú, pues, hijo mío, fortalécete en la gracia que hay en Cristo Jesús».
Cuando me refiero a La clave para un ministerio que perdura, no es necesario que sea apreciado únicamente en función de la tarea pastoral, la verdad que contiene el texto es una verdad universal para todos los cristianos. Pero claro está, el contexto de la carta es pastoral. La exhortación en 2 Timoteo 2:1 es una de las más ignoradas e incomprendidas entre los cristianos. La evidencia es la poca referencia en las vidas de los cristianos a la victoria y la mucha referencia a las derrotas frecuentes en pecados y hábitos (familia, trabajo, carácter, iglesia local, matrimonio, estudios, etc). ¿Cuál es la clave para vivir por encima del nivel de la mediocridad? ¿Qué clase de evangelio confesamos haber creído y cuál evangelio estamos viviendo?
El texto hace eco de otros muy conocidos de la escritura (2 Ti 1:7; Jos 1:7; Hag. 2:4; 1 Cor. 16:13; 2 Pe 3:18; Fil. 4:13; Ef. 6:10). Hay una teología bíblica sobre esta verdad que, de repasarla y meditar en ella, generará una pasión que puede sostenerse con la ayuda del Señor. Pero en 2 Timoteo 2:1, Pablo está arribando a una conclusión con la que exhorta a su amado hijo espiritual: Timoteo precisa la gracia del Señor para no caer en la defección de Figelo y Hermógenes (2 Ti. 1:15), pero también precisa la gracia del Señor para seguir el ejemplo de Onesíforo (2 Ti. 1:16-18).
Timoteo no solamente debe ejercitar el espíritu de poder, amor y dominio propio (2 Ti. 1:7) para retener y guardar la forma de las sanas palabras (2 Ti. 1:13-14), también debe ejercitarlo para transmitir esto a otros (2 Ti. 2:2) y para estar dispuesto a pagar el precio de vivir en la voluntad de Dios (2 Ti. 2:3-7).
«Dios nunca da fuerzas para mañana, o para la próxima hora, sino sólo para el esfuerzo de cada minuto». —Oswald Chambers
Presente, pasivo, imperativo
Si no estás muy familiarizado con la gramática y los tiempos de los verbos y sustantivos, puede que entender esto te motive a prestar más atención. La palabra de Dios es maravillosa, inspirada por el Espíritu Santo (2 Ti. 3:16; 2 Pe. 1:21), pero la recibimos en nuestro lenguaje que respeta la leyes de gramática. Pablo da un mandato que debe ser llevado a cabo continuamente, por eso decimos que es tiempo presente, lo que significa que Timoteo debía hacer uso de ese poder no ayer, ni mañana, sino «ahora mismo». La vida cristiana requiere que se viva en dependencia completa y constante de Dios. Como dijo Oswald Chambers, «Dios nunca da fuerzas para mañana, o para la próxima hora, sino sólo para el esfuerzo de cada minuto». Pero también y muy importante —yo diría importantísimo— el mandato es un pasivo imperativo que significa que el sujeto no es quien realiza la acción. Es decir que Timoteo será accionado por algo o por alguien.
La máquina y los vagones
Esto es lo que me recordó ver la máquina tirando los vagones. Imagínate escuchar a los vagones decir: ¡Sigan tirando! ¡Vamos! ¡Hay que tirar para no aflojar! Pero esto es lo que hacen muchos cristianos al describir su vida cristiana. Creen que Juan 15:5 o Filipenses 4:13 fue escrito para hombres como Charles Spurgeon, John Owen, R. C. Sproul, o cualquier otro de los predicadores conocidos de la actualidad. No pueden apropiarse de estas verdades y simplemente las miran como miran un automóvil último modelo detrás de una vitrina: Lo pueden ver, pero saben que no es para ellos. Los vagones no empujan a la máquina, simplemente se mantienen conectados a ella de tal forma que su capacidad de permanecer en movimiento es por intermedio de una fuerza que no es propia de ellos.
Es personal, es amoroso y es comprobable
«Tú» – En un contexto donde Pablo habla de sí mismo, de Figelo, Hermógenes y de Onesíforo, puede que Timoteo pierda el enfoque que Pablo quiere para su exhortación. Seis veces repite esto (2 Ti. 2:1, 3; 3:10, 14; 4:5, 15). Creo que una de las tragedias más grandes con relación a la lectura de la palabra de Dios o la aplicación de ella es la falta de apropiación, es decir el descuido de incorporar a la vida lo que leemos o aprendemos, o la mala costumbre de «cabecear hacia atrás» (es para otro). Salomón escribió en varias oportunidades sobre la necesidad de apropiarnos de la verdad (Pr. 2:1; 3:1; 4:4, 13; 22:17; 23:12). Y uno de los que mejor lo ilustró en el Nuevo Testamento fue Santiago, «Sed hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es» (Sant. 1:22-23).
«Hijo mío» Esto muestra el interés amoroso de Pablo porque Timoteo pudiera ver la gracia de Dios obrando en su vida. Pero también refleja la forma en que Dios mismo da este mandato a sus hijos. El clamor de Dios porque vivamos una vida en Su gracia no es legalista, no es atemorizante o amedrentador. En los textos como Ro. 12:1 o Ef. 4:1 o 1 Pe. 2:11 la palabra ruego está presente para mostrarnos la forma amorosa en que Dios solicita nuestro andar en la gracia. Motiva nuestra voluntad y no solo nuestro intelecto. Es para nosotros, somos amados por Dios.
La gracia no es una cuestión teórica. La gracia es una posición, es un terreno firme en el cual estamos parados desde que hemos sido salvados.
Pero también es comprobable. «Fortalécete» está en voz pasiva, lo que indica que Pablo no le está diciendo a Timoteo que se fortalezca con sus propias fuerzas. La voz pasiva, como lo mencionamos antes, indica que la fuente de fortalecimiento viene de fuera o de una fuente independiente del sujeto, específicamente de la gracia sobrenatural que está en Cristo a través de su Espíritu. Por eso es comprobable, simplemente requiere abandono de las propias fuerzas y la dependencia en las de otro.
La clave de todo
«En la gracia que es en Cristo Jesús». ¿Estás en Cristo? Entonces es una verdad comprobable en tu vida. ¿Dónde radica el problema? No comprendemos la gracia. No importa los años que lleves como cristiano, puede que sigas mirando desde la vidriera algo como si fuera imposible tenerlo. Mira estos textos: 2 Ti. 1:9; Jn. 1:16-17; Ro. 5:2. La gracia nos fue dada desde antes de la eternidad, vino abundantemente con Jesucristo, y especialmente por medio de la fe hemos entrado a esta gracia. La gracia no es una cuestión teórica. La gracia es una posición, es un terreno firme en el cual estamos parados desde que hemos sido salvados. ¿Entiendes?
Jerry Bridges y Bob Bevington escribieron un libro que se llama «The Bookends of the Chirstian Life» (Los sujetalibros de la vida cristiana). Allí dicen: «Cuando llegamos a estar unidos a Cristo por fe, Dios coloca un par de sujetalibros en la estantería de nuestras vidas. Uno de ellos es La justicia de Cristo; el otro es El Poder del Espíritu Santo. Aunque Dios los provee, es nuestra responsabilidad colocar nuestros libros entre ellos para que los sostengan, estabilicen, y para que los aseguren—eso es todo lo que hacemos nosotros».
Requiere otro artículo para poder extendernos sobre el asunto de la gracia, pero baste aquí para señalar cuatro cosas sobre ella que nos recuerda el pastor Steven Cole y que son claves para que el mandato de Pablo a Timoteo también sea verdad en nosotros:
- Para ser fuerte en la gracia que es en Cristo Jesús, tienes que tener claro y mantenerte firme en el evangelio de la gracia de Dios.
- Para ser fuerte en la gracia que es en Cristo Jesús, tienes que tener clara tu posición en Cristo.
- Para ser fuerte en la gracia que hay en Cristo Jesús, hay que evitar las tentativas de llegar a ser piadoso por medio del legalismo.
- Para ser fuerte en la gracia que es en Cristo Jesús, tienes que ser débil en ti mismo, pero fuerte en su suficiencia.
No en tus propias fuerzas, sino en la gracia que ES en Cristo Jesús que te fue dada desde antes de los tiempos de los siglos.
¿Cómo haría Timoteo para no caer en la conducta de Figelo y Hermógenes? ¿Cómo haría para no avergonzarse? ¿Cómo sería posible que imitara a Onésimo? ¿Qué chance tendría de seguir el ejemplo de Pablo? ¿Cómo podría transmitir todo lo que Pablo le había enseñado a él? ¿Cómo podría mentalizarse como un soldado y sufrir penalidades, como un labrador y trabajar primero y como un atleta y luchar legítimamente? ¿Cómo podría soportar los sufrimientos, predicar el evangelio, enfrentar a los falsos maestros, hacer obra de evangelista, llegar a Roma con el capote de Pablo y sus libros y pergaminos? ¿Cómo lo haría? No en sus propias fuerzas, sino en la gracia que ES en Cristo Jesús que le fue dada desde antes de los tiempos de los siglos.
Es tu turno
¿Cómo harás para manejar tu carácter detestable de una vez por todas? ¿De qué manera afrontarás los problemas de tu matrimonio? ¿Con tus hijos? ¿Las tentaciones que se transforman en derrotas y pecados contra Dios tan frecuentemente? ¿Cómo batallarás de una vez por todas con el miedo y las continuas dudas sobre el más mínimo desajuste en tu vida cómoda? ¿Cómo harás para superar tus enojos, descuidos, mal uso de dinero, descuido de tu cuerpo, mal testimonio en tu trabajo, incomunicación con tus familiares, soberbia, orgullo, con tu hábito de llamar la atención? ¿Cómo harás con la vida cotidiana para que Cristo sea visto? No en tus propias fuerzas, sino en la gracia que ES en Cristo Jesús que te fue dada desde antes de los tiempos de los siglos.
(Puedes escuchar el sermón sobre este tema en YouTube)