
Labios sin Corazón: Cuando la Hipocresía Disfraza Nuestra Adoración
La hipocresía es un mal evidente y grave que sana con la transformación del corazón y la verdad bíblica.
La hipocresía es un mal evidente y grave que sana con la transformación del corazón y la verdad bíblica.
La salvación comenzó en la eternidad pasada cuando Dios puso su amor elector en pecadores que no lo merecían y determinó salvarlos.
Romanos 3:10-18 profundiza en los efectos de esta pecaminosidad, mostrando cómo afecta cada aspecto de nuestro ser y nos esclaviza por completo.
Este concepto, conocido como la transmisión del pecado, nos ayuda a entender por qué todos nacemos pecadores y cómo esta realidad subraya la necesidad de la salvación que Cristo ofrece.
Comprender lo que la Biblia enseña sobre el pecado es fundamental, pues sin esta comprensión, no podemos valorar plenamente la magnitud de la salvación que Dios nos ofrece.
En un mundo donde las nociones de identidad y autopromoción desafían la verdad bíblica, la antropología bíblica confronta estas ideas al revelarnos quiénes somos desde la perspectiva divina.
El propósito de la creación del hombre no surge de una necesidad en Dios.
El discipulado bíblico demanda fidelidad, tanto en nuestra entrega a Cristo como en nuestra inversión en la vida de otros.
La frase “la salvación es del Señor” es común en círculos reformados, pero a menudo se diluye con la idea implícita de que el esfuerzo humano es necesario para hacerla efectiva.
La oración es un pilar fundamental de la vida cristiana, pero en tiempos de prueba, adquiere una dimensión especial.
La disciplina del Señor es una expresión de su amor, una señal de nuestra filiación y una herramienta para nuestra santificación.
ACUÉRDATE DE LA PALABRA DADA A TU SIERVOSalmo 119:49-56 En esta parte del Salmo 119, encontramos una enseñanza fascinante sobre la memoria, tanto la de
Ricardo estuvo pastoreando por 16 años en Salto, Uruguay. Desde el 2008 pastorea la Iglesia Bíblica de Villa Regina (UCB) en Villa Regina, Río Negro, Argentina. Está casado con Silvina y tienen tres hijos: Carolina, Lucas y Micaela. Se graduó en el Instituto Bíblico de la Unión de Centros Bíblicos, Argentina; continuó y finalizó su capacitación en el Instituto Integridad y Sabiduría y ahora está cursando su Maestría en Ministerio Bíblico (MMB) en The Master's Seminary.