El Poder de Recordar: Cómo la Palabra de Dios Fortalece, Protege y Anima Nuestra Fe

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ACUÉRDATE DE LA PALABRA DADA A TU SIERVO
Salmo 119:49-56

En esta parte del Salmo 119, encontramos una enseñanza fascinante sobre la memoria, tanto la de Dios como la del salmista. Aquí se menciona que Dios recuerda (v.49), y vemos cómo el salmista también hace memoria en varias ocasiones (vv. 52, 55 en manera directa, y de forma indirecta en los vv. 50, 54). Pero lo importante es entender que no es que Dios pueda olvidar; somos nosotros quienes necesitamos recordar Su Palabra.

La Biblia está llena de referencias a recordar, tanto de forma positiva (Sal. 143:5; Jon. 2:7; Sal. 77:10-11; Lc. 22:19) como negativa (Sal. 78:42; 106:7; Neh. 9:17; Jue. 8:34). Recordar es tan importante que Jesús lo mencionó en la Última Cena, refiriéndose a sí mismo (Lc. 22:19).

En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea zákar (recordar) tiene tres significados principales:
1. Recordar y reflexionar (Jon. 2:7)
2. Mencionar y proclamar (Gn. 40:1)
3. Registrar o conmemorar (1Cr. 16:4).

En el Nuevo Testamento, anamnesis (no amnesia) se refiere a recolectar recuerdos. Todas estas palabras están conectadas con la idea de almacenar la Palabra de Dios en nuestra memoria, algo vital para nuestra vida espiritual.

RECORDAR LA PALABRA EVIDENCIA NUESTRA FE (49-50)

1. Nos enseña a tener esperanza (v. 49)

Acuérdate de la palabra dada a tu siervo, en la cual me has hecho esperar”.
Cuando le pedimos a Dios que recuerde Su Palabra, no es que pensamos que Él la ha olvidado; más bien, estamos reafirmando nuestra fe en lo que Él ha dicho. Al hacer esto, ejercitamos nuestra fe, nuestra diligencia y nuestra paciencia. Como Job, podemos acercarnos al trono de gracia (Heb. 4:16) y presentar nuestras peticiones basadas en las promesas de Dios. Es como cuando un niño le recuerda a su papá lo que prometió hacer el fin de semana. Puede que el padre terrenal lo haya olvidado, pero Dios nunca olvida. El salmista no está pidiendo algo nuevo, solo confía en lo que Dios ya ha dicho y espera en ello (Heb. 11:1).

Recordar la Palabra es vital para nuestra vida espiritual, porque vivimos por fe y necesitamos recurrir a la misma fuente una y otra vez.

2. Nos mantiene vivos espiritualmente (v. 50)

“Ella es mi consuelo en mi aflicción, porque tu dicho me ha vivificado”.
Tener fe en la Palabra de Dios no significa que la aflicción desaparecerá, pero sí nos trae consuelo. Recordar lo que Dios ha hecho en el pasado fortalece nuestra confianza para enfrentar nuevas dificultades sin buscar soluciones fuera de Su voluntad. La confianza del salmista en la Palabra de Dios se basa en su fe en quien la pronunció. La Escritura tiene el propósito de darnos vida (Ef. 2:1-2) y de sustentarnos (Stg. 1:18, 21). Dios es personal y amoroso, y Su Palabra nos consuela en nuestras aflicciones. Recordar la Palabra es vital para nuestra vida espiritual, porque vivimos por fe y necesitamos recurrir a la misma fuente una y otra vez.

RECORDAR LA PALABRA PROTEGE NUESTRA FE (51-53)

1. Reafirma nuestra convicción (v. 51)

“Los soberbios se burlaron mucho de mí, mas no me he apartado de tu ley”.
Confiar en la Palabra de Dios a menudo genera burlas, especialmente de los soberbios. Sin embargo, la convicción de seguir firmes en la Palabra es lo que nos sostiene frente a la oposición. David enfrentó burlas, pero su confianza en Dios permaneció inquebrantable. Vivir de acuerdo con la Palabra de Dios es vivir piadosamente, y quienes lo hacen padecerán persecución (2 Ti. 3:12). La burla busca apartarnos de la Palabra, pero un firme recuerdo de ella nos mantendrá enfocados en lo que Dios ha dicho.

2. Nos asegura consuelo (v. 52)

“Me acordé, oh Jehová, de tus juicios antiguos, y me consolé”.
El salmista encuentra consuelo al recordar los juicios de Dios. No se deja abatir por la aflicción, sino que hace memoria de las obras de Dios, recordando cómo Él ha librado a Su pueblo en el pasado. La Biblia está llena de ejemplos que nos muestran cómo Dios consuela y protege a Sus hijos. Conocer toda la historia bíblica nos permite experimentar el consuelo de Dios en nuestras propias vidas. Los recuerdos de las intervenciones divinas en la historia fortalecen nuestra fe y nos aseguran que Dios sigue siendo fiel.

3. Enternece nuestro corazón (v. 53)

“Horror se apoderó de mí a causa de los inicuos que dejan tu ley”.
Ahora, no se regocija en la venganza, sino que siente compasión por aquellos que abandonan la Palabra de Dios. Su dolor proviene de ver las terribles consecuencias que sufren quienes desprecian las Escrituras. Este dolor muestra cuánto valora la Palabra de Dios y su amor por los perdidos. Deberíamos sentir dolor por aquellos que ignoran la Palabra, porque su destino es trágico. Los creyentes que más firmemente creen en el castigo eterno son los más compasivos por la perdición de los demás.

RECORDAR LA PALABRA ANIMA NUESTRA FE (54-56)

1. Hace el viaje más llevadero (v. 54)

“Cánticos fueron para mí tus estatutos en la casa en donde fui extranjero”.
Aquí, el escritor del Salmo 119 confiesa que es un peregrino en este mundo, pero transforma la Palabra de Dios en una canción que lo acompaña en su viaje. El gozo que produce la Palabra en su corazón se expresa en canciones que reflejan su alegría en Dios. La Palabra de Dios en nuestros corazones nos llena de gozo, y este gozo se manifiesta en nuestra alabanza y adoración. ¿Qué revela tu gozo en este peregrinaje? ¿Está fundamentado en la Palabra de Dios?

2. Trae paz al descanso (v. 55)

“Me acordé en la noche de tu nombre, oh Jehová, y guardé tu ley”.
Lo que hacemos antes de dormir afecta nuestro descanso. Meditar en la Palabra de Dios antes de dormir trae paz y seguridad. David dijo que su conciencia le enseñaba en las noches (Sal. 16:7). Guardar textos en el corazón nos permite meditar en Dios incluso mientras descansamos. La memoria es donde almacenamos nuestro conocimiento, y los recuerdos llenos de fe nos traen paz. Pensar en Dios y Su Palabra nos lleva a obedecerlo, y la buena santificación surge de esta meditación.

3. Convierte cada experiencia en bendición (v. 56)

“Estas bendiciones tuve porque guardé tus mandamientos”.
El salmista testifica que su experiencia personal con la Palabra de Dios ha sido real y tangible. No se trata de teorías, sino de una vivencia concreta. Muchos ven la Palabra de Dios como algo distante, pero para el salmista es una realidad que ha transformado su vida. Dios recompensa a quienes le buscan, y en guardar Su Palabra hay gran recompensa. Vivir conforme a la Palabra de Dios trae paz, seguridad y bendición a nuestras vidas.

CONCLUSIÓN

Recordar la Palabra de Dios no solo demuestra nuestra fe, sino que la protege y la anima. Nos enseña a tener esperanza, nos mantiene vivos espiritualmente, reafirma nuestras convicciones, nos asegura consuelo, enternece nuestro corazón, hace nuestro viaje más llevadero, trae paz al descanso y convierte cada experiencia en una bendición.

Puedes oír el sermón completo en https://www.youtube.com/watch?v=LNG_Rn3C9NU&t=5s

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Ricardo Daglio

Ricardo Daglio

Ricardo estuvo pastoreando por 16 años en Salto, Uruguay. Desde el 2008 pastorea la Iglesia Bíblica de Villa Regina (UCB) en Villa Regina, Río Negro, Argentina. Está casado con Silvina y tienen tres hijos: Carolina, Lucas y Micaela. Estudio en el Instituto Bíblico de la Unión de Centros Bíblicos. Continuó su capacitación en el Instituto Integridad y Sabiduría y obtuvo su Maestría en Ministerio Bíblico en The Master's Seminary.